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Norma OHSAS 18001: Sistema de Gestión de Seguridad
La normativa británica OHSAS 18001 establece los requisitos básicos para aplicar un Sistema de Gestión de Seguridad en aquellas organizaciones que voluntariamente lo deseen. Se trata, por un lado, de identificar los riesgos que se derivan la actividad de cada empresa y, por otro, de controlarlos y mitigarlos.
Tipos de Riesgos Laborales en una empresa
Como bien se sabe, el riesgo es inherente a cualquier actividad empresarial. Ninguna organización está exenta de sufrirlos durante su desempeño y, por eso mismo, la labor de establecer un plan de contingencia se hace más que necesaria.
Los riesgos se originan en el entorno de actuación. Se trata de condiciones, internas o externas, que todas las compañías deben reconocer y gestionar eficazmente. En el mejor de los casos, los esfuerzos deben ir orientados a revertir su naturaleza para que se conviertan en oportunidades. Existen varios tipos de riesgos:
a) Físicos: se trata de aquellos riesgos que están presentes en el clima laboral y que pueden amenazar a los trabajadores. Por ejemplo, una mala iluminación, altas o bajas temperaturas, contaminación visual o auditiva, entre otros.
b) Biológicos: son los que se derivan de la manipulación de materiales o productos que posean componentes contaminantes para el ser humano o el ambiente. Por lo general, generan enfermedades en cadena.
c) Ergonómicos: se relaciona con las posturas físicas que adoptan los trabajadores durante la ejecución de sus labores. En este caso, pueden causar problemas de salud y entorpecer las actividades habituales de una organización.
d) Psicosociales: señala aquellos riesgos originados por ambientes de trabajo poco agradables que, directa o indirectamente, generan problemas en la salud psicológica de los trabajadores. Por ejemplo, la depresión y el aislamiento.
¿Qué ganan las empresas con un Plan de Riesgos Laborales?
El Plan de Riesgos Laborales es el documento que recoge los esfuerzos a la hora de identificar, controlar y mitigar los riesgos a los que se enfrenta una organización. Su valor no sólo reside en el factor preventivo. Es mucho más que eso: es una hoja de ruta, el camino indicado para ejecutar acciones en tal sentido.
El plan nace de una evaluación detallada de las condiciones y las actividades de cada empresa. Una vez describe estos elementos, procede a establecer las estrategias que se aplicarán desde las esferas directivas.
De una u otra manera, significa blindar a las empresas ante las eventuales amenazas que las aquejan. Entre las múltiples ventajas que supone la elaboración de un Plan de Riesgos Laborales podemos mencionar las siguientes:
Mejora del rendimiento:
No es lo mismo trabajar en una empresa preocupada por la seguridad laboral que en otra a la que esto no interese. En el primer caso, el trabajo es más fluido por la sencilla razón de que los equipos laborales se enfocan en sus labores y no en qué pueda pasarles en caso de que algo salga mal.
Aumento de la motivación de los trabajadores:
Obviamente, la garantía de estar asegurado se refleja en los niveles de motivación y compromiso de los trabajadores. Es una forma de hacerles ver que la empresa se preocupa por ellos, que son, a fin de cuentas, su activo más valioso.
Optimización de recursos:
Sin un Plan de Riesgos Laborales, las empresas invierten dinero en soluciones sin tener claro si éstas serán las más adecuadas. Por el contrario, cuando sí lo tienen saben cómo destinarlo y en qué cantidades, en función de los objetivos específicos. Es decir, hay menos margen para la improvisación.
Política de prevención:
Pero, sin duda, la ventaja más importante es que la elaboración de un plan de este tipo implanta en las empresas la cultura de la prevención y la gestión, algo que, si se asume como un valor institucional en toda regla, se extenderá a cada uno de los departamentos, áreas o secciones del mapa corporativo.
Beneficios de invertir un plan de Riesgos Laborales
Los recursos destinados a implementar un Sistema de Gestión de la Seguridad en el Trabajo no deben ser vistos como un gasto. Por el contrario, son una inversión a medio y largo plazo que se refleja en un aumento de la productividad, una mejora de la calidad y una mayor rentabilidad a la hora de implementar soluciones.
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